Silvia Federici
( 1942 - presente )
Feminista / Filosofía
Mundo Contemporáneo

En contexto

Silvia Federici nació en Parma, Italia en abril de 1942 es decir, en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, en una entrevista que le hace Alejandra Guillén en donde le pregunta cómo influyó eso en su pensamiento feminista y anticapitalista responde que “la primera memoria que tengo es la memoria de la guerra, de los bombardeos, tengo imagenes de bomba que caen, memorias conectadas con los cuartos, con la oscuridad, con tratar de escapar de los bombardeos” (Comunicación personal, 24 de agosto de 2021).

Federici menciona que su infancia tuvo como base la continua repetición de las historias de su familia en donde el terror siempre estaba presente. Relata que su mamá le contaba que siempre se iba a dormir con ropa y con una maleta lista para huir porque tenía dos niñas. Parma es una ciudad con tradición antifascista, asistió a la preparatoria en una ciudad comunista en la región de Emilia. Su padre era maestro de historia, era un liberal antifascista, con él hablaba sobre filosofía, política y fascismo (Federici, en Guillén, A. comunicación personal, 24 de agosto de 2021). 

Durante su infancia, menciona que tuvo dos partes contrastantes las cuales son la guerra y su relación personal con el campo, pues hubo un periodo en donde su papá decidió llevar a su familia al campo para esconderse de los bombardeos. Aun cuando la guerra terminó ella volvió, pues menciona que “el campo era el opuesto de la guerra”, estuvo ahí cuando tenía dos, tres años, regresó de los seis a siete. Cuenta el cambio en Italia en cuanto a su producción, pues antes de la guerra era agrícola y cambió tras el milagro económico, la industrialización y la guerra hizo que se acelerara la urbanización. (Federici, en Guillén, A. comunicación personal, 24 de agosto de 2021). 

En el año 1972 fue una de las cofundadoras del Colectivo Feminista internacional, en donde se hizo la campaña “Salarios para el Trabajo Doméstico”. En 1990 después de trabajar durante varios años en Nigeria, participó en el movimiento antiglobalización y en el movimiento estadounidense contra la pena de muerte. Es cofundadora del Committee for Academic Freedom en África la cual es una organización que se dedica a generar apoyo a  las luchas de estudiantes y profesores en África contra el ajuste estructural de las economías y los sistemas educativos africanos. De 1987 a 2005 enseñó sobre estudios internacionales, estudios de la mujer y cursos de filosofía política en la Universidad de Hofstra en New York (PMPress, s/f).

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Contexto intelectual

En una entrevista que le hace Tesa Echeverria (2014), le pregunta cómo es que se implicó en la lucha feminista y el cómo se convirtió en escritora, a lo que Silvia Federici le responde que, comenzó en el feminismo desde los setenta derivado a la “frustración ante nuestras perspectivas de una vida dedicada al trabajo doméstico” (Comunicación personal, 4 de marzo de 2014). 

Para 1972 menciona que leyó un artículo de Maria Dalla Costa titulado El poder de la mujer y la subversión de la comunidad, en dicho artículo, la autora le dio respuesta a varios cuestionamientos que Federici tenía; menciona que ella “defendía, en contra del planteamiento dominante en la literatura radical como liberal, que el trabajo doméstico y todo el conjunto de actividades esenciales para la reproducción de nuestras vidas, en realidad, constituyen un trabajo esencial para la organización del trabajo capitalista” (Federici, en Echeverría, T. y Sernatinguer, A.comunicación personal, 4 de marzo de 2014). 

En ese mismo año (1972), pero en el verano, viajó a Italia para conocer a Dalla Costa, en donde se  implicó en la fundación del International Feminist Collective (Colectivo Feminista Internacional), en donde se lazó la “Campaña Salario para el Trabajo Doméstico”, en palabras de Federici “constituía la puesta en ráctica de ese análisis que básicamente ponía de manifiesto la infravaloración del trabajo doméstico bajo el capotalismo y la invisibilidad de esas tareas porque no estaban remineradas con un salario (…) una de las cosas que pretendía la campaña era visibilizar el trabajo doméstico” (Echeverría, T. y Sernatinguer, A.comunicación personal, 4 de marzo de 2014). 

A partir del estudio de Marx, Federici menciona una reflexión en torno a que “la reproducción de la fuerza de trabajo (…) para él se produce a través del salario y la adquisición de mercancías por medio de ese salario. el trabajador consume las mercancías. básicamente utiliza la paga para comprar comida y ropa; consume tales mercancías y se reproduce a sí mismo (…) a partir de la década de los años sesenta del siglo XIX, este trabajo (el trabajo doméstico) se asignó definitivamente a las mujeres” (Federici, en Echeverría, T. y Sernatinguer, A.comunicación personal, 4 de marzo de 2014).

Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia

En uno de los ensayos titulado:Salarios contra el trabajo doméstico de su libro Revolución en punto cero (2013), aborda el tema de la reproducción del trabajo y salario del trabajo doméstico (Federici, 2014); de esta manera da cuenta sobre las mujeres que trabajan en su propio hogar, no se perciben a sí mismas como trabajadoras y tampoco sus familiares ni en sus comunidades. Menciona que las mujeres que se rebelan en contra del trabajo doméstico se sienten culpables, lo cual es resultado de la naturalización que se ha creado en torno a la creencia de que las mujeres están destinadas para hacer el trabajo doméstico. 

Su texto Calibán y la bruja (2010) muestra cómo el capitalismo construyó la figura del ama de casa a partir de distintos procesos históricos, comenzando en los siglos XVI y XVII, en donde se sentaron las bases para que solo algunas actividades del trabajo se reconocieran mediante la implantación de la economía de mercado (Federici, 2014).  Para comprender la manera en que que Federici aborda el tema de la democracia, es oportuno revisar su capítulo segundo titulado 2. La acumulación de trabajo y la degradación de las mujeres. La construcción de la «diferencia» en la «transición del capitalismo» de su texto El calibán y la bruja (2010). En dicho apartado comienza abordando cómo a partir de las guerras y luchas de la Baja Edad Media (S. XIV y XV) “quedó condenada la economía feudal” provocando una crisis de acumulación y no solo económicamente, sino que también en cuanto a la desacumulación de “mercaderes y terratenientes de la época”. También menciona que a partir de dicha crisis, Europa comenzó a elaborar acciones que “cambiarían la historia del planeta, estableciendo las bases del sistema capitalista mundial” (Federici, 2010: 87). 

Tras la transición al capitalismo, menciona que los historiadores británicos definieron esa época para que en el periodo de los años 1450 a 1650 de transformara el feudalismo europeo, aunque aún no se tenía claro a qué sistema socio-económico que iba a transicionar, sin embargo, ya se comenzaba a vislumbrar el capitalismo en su etapa inicial. Aunque pareciera que la transición fue lineal, Federici menciona que “el periodo fue uno de los más sangrientos y discontinuos de la historia mundial” (Federici, 2010: 88).

Federici menciona que en los capítulos siguientes así como en ese va a defender cuatro puntos fundamentales, los cuales se despliegan en: 1) La expropiación de los medios de subsistencia de los trabajadores europeos y la esclavización de América y África “no fueron los únicos medios para la formación y «acumulación» del proletariado mundial; 2) La transformación del cuerpo de máquina de trabajo requirió la “destrucción del poder de las mujeres (…) por medio del exterminio de las  «brujas»; 3) la acumulación primitiva “fue también una aumulación de diferencias y divisiones dentro de la clase trabajadora” y; 4) La acumulación capitalista no se puede ver como un momento de progreso histórico. Más bien ha creado “las formas de esclavitud más brutales e insidiosas” (Federici, 2010: 90).

En su obra antes mencionada realiza un repaso histórico dando lugar al conocimiento sobre los hechos que ocurrieron tras el capitalismo en su primera fase, además dice cómo es que la esclavitud se vivía en la Italia de los siglos XVI y XVII. La esclavitud es vista como “una forma de explotación” en donde las personas extranjeras o eran envadas para realizar trabajos para el gobierno o se ponían a la disposición de otros ciudadanos para realizar principalmente actividades agrícolas (Federici, 2010: 93). 

De esta manera se puede apreciar cómo era el estilo de vida de las personas extranjeras y de como quienes vivían en Italia se iban apropiando de las personas, como si se trataran de una mercancía, por lo que hace pensar en cómo es que en un país en donde se vivían los comienzos de una adaptación de lo feudal a la industrialización, tuvo en su forma inicial una naturalización de la esclavitud, Federici menciona que:

“(…) el hecho de que la esclavitud y la servidumbre no pudieran ser restablecidas significó que la crisis laboral que había caracterizado a la Edad Media tardía continuó en Europa hasta entrado el siglo XVII, agravada por el hecho de que la campaña para maximizar la explotación del trabajo puso en peligro la reproducción de la fuerza de trabajo. Esta contradicción —que aún hoy caracteriza el desarrollo capitalista— explotó de forma aún más dramática en las colonias americanas, en donde el trabajo, las enfermedades y los castigos disciplinarios destruyeron a dos tercios de la población originaria americana en las décadas inmediatamente posteriores a la conquista” (Federici, 2010: 95-97)

A partir del recuento histórico que hace Federici, se puede pensar en todas las desigualdades existentes a raíz de la llegada del capitalismo así como en las vivencias que se tuvieron al vivir en un proceso de cambio. Como se hizo mención anteriormente, el cambio hacia el capitalismo  no fue lineal, no fue pacífico en cambio fue sangriento y lleno de injusticias así como desigualdades. Federici citando a Boissonnade (1927) menciona que en Gante en el año 1335 “un levantamiento de la burguesía local fue superado por una rebelión de tejedores que trataron de establecer una «democracia obrera» basada en la supresión de todas las autoridades, excepto aquellas que vivían del trabajo manual (Federici, 2013: 71 en Boissonnade, 1927: 310-11)

Impacto de su pensamiento en la realidad

Federici menciona que “a partir del movimiento feminista, se ha permitido descubrir los mecanismos de explotación y división de la sociedad capitalista que son fundamentales en la perpetuación de este sistema” (Fink, N y Federici, S. 2018, comunicación personal). Dentro de los estudios que hace, da cuenta de que hay una parte fundamental para el sostenimiento del capitalismo, sin embargo, este sostén se ha invisibilizado, pues no se toma como trabajo al trabajo doméstico que realizan principalmente las mujeres; menciona que “eso que llaman amor es trabajo no pago” de esta manera da cuenta de aquella naturalización al trabajo doméstico, el cual no es remunerado y se ve como un trabajo destinado a las mujeres.

Federici considera que hay dos problemas al poner “la reproducción en el centro de la lucha social”, el primero menciona que es “el de cómo recuperar los recursos que han sido expropiados por el Estado y el Capital, cómo re-apropiarnos de la riqueza social. Este problema es central porque el principio de cualquier forma de explotación hay despojo y hoy es global con el extractivismo, con la privatización de la tierra, con la destrucción de la naturaleza” y el segundo “se relaciona con la organización social de la reproducción “que hoy es organizada de una forma que nos separa, nos debilita, nos aísla”. Estos dos problemas permiten reflexionar sobre las formas en que se podría hacer a partir de la cooperatividad para enfrentarse a la explotación y violencia existente en contra de las mujeres.

En su proyecto de la Campaña Salario para el Trabajo Doméstico, menciona sobre la reivindicación del trabajo doméstico bajo el capitalismo y la invisibilización del mismo por el hecho de no tener remuneración. El trabajo doméstico no remunerado implica una doble, triple o más jornadas laborales, las cuales “explican las condiciones a las que se enfrentan las mujeres al salir del hogar: salarios más bajos y en ocupaciones en su mayor parte entendidas como extensiones del trabajo doméstico” (Federici, 2014)

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