Rosario Castellanos
( 1925 - 1974 )
Poeta, escritora, académica y diplomática
Mundo Contemporáneo

En contexto

Rosario Castellanos nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925 pero desde pequeña vivió en Comitán, Chiapas. A los 16 años regresó a la Ciudad de México para estudiar Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Escritora, dramaturga, poetisa, académica, periodista y diplomática, Castellanos puso en la mesa de discusión la condición femenina que observaba en su época, así como la condición de la población indígena ante un México que se transformaba, pero excluyendo a una amplia e importante parte de la sociedad. 

Rosario se graduó como Maestra en Filosofía en junio de 1950 y desde temprano en su carrera tuvo la oportunidad de acceder a cargos públicos y académicos, por ejemplo, como promotora de cultura en el Instituto de Ciencias y Arte de Chiapas en 1952 e integrante del Centro Coordinador Indigenista Tsetsal-Tsotsil en San Cristóbal de las Casas entre 1956 y 1957. En la UNAM se desempeñó como académica destacada por la calidad y profundidad de sus clases y con una gran vocación (Torres Alonso, 2017: 143).

Entre su obra narrativa destacan textos como Balún Canán publicado en 1957 – expresión tzotzil que significa “nuestro señor” – en la que retrata el México indígena, sus problemas esenciales, la identidad indígena y las diferencias culturales y sociales existentes entre los personajes indígenas y los personajes criollos. Su trabajo como poeta y filósofa es extenso y se caracteriza por tratar temas como el mandato femenino, la soledad, la condición humana y la otredad.  

Rosario Castellanos también se desempeñó como periodista, colaborando con el diario Excélsior desde 1963 hasta su muerte en 1974. Siendo esta faceta, la más desconocida y menos comentada de la autora, sin embargo, una en donde se puede conocer toda una nueva cara de sus ideas, una visión vinculada al análisis político nacional e internacional.  

Andrea Reyes en su trabajo Recuerdo, recordemos: Ética y política en Rosario Castellanos (Reyes, 2013) muestra que la recopilación de su trabajo ensayístico refleja una Rosario crítica hacia el México donde impera la corrupción, la situación de desigualdad y opresión indígena, crítica hacia las estructuras sociales y las acciones del gobierno. 

Castellanos falleció en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974 cuando desempeñaba su labor diplomática como embajadora de México en Israel.  Su muerte ocurrió trágicamente en su hogar al recibir una descarga eléctrica a la edad de 49 años. 

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Contexto intelectual

A Rosario Castellanos se le considera parte de la generación literaria de 1950 latinoamericana junto a una variedad de autores y autoras de habla hispana como son los mexicanos Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández, Dolores Castro, Jaime Sabines entre otros; los nicaragüenses Ernesto Cardenal y Ernesto Mejía, y los guatemaltecos Augusto Monterroso, Otto Raúl González y Carlos Illescas (Márquez, 2021),  quienes formaron parte de un grupo de intelectuales comprometidos con su tiempo y con una visión crítica de la sociedad latinoamericana pero también con las diferentes especificidades nacionales. 

La generación de 1950 converge intelectualmente compartiendo características:

  • De estilística. En el caso mexicano, comenta Rosa Spada Suárez CEMPE- UNAM, que el periodo entre los años 1950-1970 la narrativa mexicana y sus autores buscaron romper o superar el paradigma narrativo revolucionario en función de otro que fuera soporte de la consolidación de un Estado burgués  (Spada, 2005).
  • Fuerte compromiso social y político en temas de opresión, injusticia y desigualdad que se manifestaba en su literatura como forma de crítica y denuncia. 

Las autoras Maricruz Castro Ricalde y Ana Margarita Ramírez Sánchez concuerdan en que la participación y el lugar que ocupó Rosario Castellanos en los grupos culturales e intelectuales de su época es un caso complejo. La escritora se caracterizó por ser integrante activa de las discusiones que se desenvolvían entre sus compañeros de generación como Emilio Carbadillo, Jaime Sabines y Sergio Magaña, junto a constantes invitaciones a participar en eventos realizados en El Colegio Nacional, así como en instituciones extranjeras (Castro & Ricalde, 2008). Frecuentó a pensadores como Leopoldo Zea, y Emilio Uranga, quienes junto a su esposo Ricardo Guerra conformaban el grupo de discusión intelectual “Hiperión” en el que el tópico principal giraba en torno al “ser mexicano”. 

No obstante, a través de su obra poética, narrativa y epistolar Castellanos dejó testimonio de su profunda sensación de no pertenencia y extrañeza hacia el mundo que la rodeaba. De su poema “Agonía fuera del muro” rescatamos el siguiente fragmento: 

Yo soy de alguna orilla, de otra parte,

soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,

gente a quien compartir es imposible.

No te acerques a mí, hombre que haces el mundo,

déjame, no es preciso que me mates.

Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren

de algo peor que vergüenza.

Yo muero de mirarte y no entender. 

Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia

Para acercarse al pensamiento democrático de Rosario Castellanos podemos tomar en cuenta tres ideas que coexisten en su obra: la educación de las mujeres, la injusticia hacia los pueblos indígenas y la crítica hacia la concentración del poder. 

Consigna sobre la educación de las mujeres. En “Sobre cultura femenina” Rosario intenta descifrar si es que existe una cultura que pertenezca al género femenino. Realiza una reflexión profunda de carácter crítico en el que define a la cultura como fruto del trabajo humano donde solo los hombres han sido partícipes del proceso de creación y desde el cual han creado su concepción del universo. En este proceso, la educación es para los hombres “un trampolín desde el que lanzan tomando altura para un mayor vuelo” (Castellanos, s/f: 115-117) en la tarea del quehacer humano. 

Empero, Castellanos expresa con crudeza:

Algunas han querido escalar las cimas y nos han dejado el testimonio de su jadeo y asfixia. No es clima propicio para ellas. ¿Es que las mujeres carecen de espíritu, que su cuerpo no está dotado de los instrumentos indispensables a través de los cuales puede efectuarse el conocimiento y la acción específicos de los humanos? ¿No hay en ella ninguna manifestación espiritual? … ¿No sufre esa necesidad de eternidad que atormenta a los hombres y los impulsa a crear? (Castellanos: 181).

Castellanos deja ver la necesidad de trascender estereotipos, de que las mujeres existan dentro del mundo de la producción de las ideas, el derecho a que las mujeres tengan acceso a los espacios de estudio. Su “otra forma de ser” apela a que lo femenino se haga de espacios fuera de la casa y enfatiza la importancia de la educación como herramienta para la liberación de las mujeres. Abogó por una educación que fomente la igualdad de oportunidades, el pensamiento crítico y el desarrollo integral de las mujeres. Esta lucha puede únicamente resultar en una pluralización del quehacer humano y la democratización de la cultura. 

Denuncia de la opresión y desigualdades hacia la población indígena. Dotada de sensibilidad hacia lo externo producto de sus años de infancia en Comitán, Chiapas, acompañada de nanas y compañeras de juego; Castellanos tomó desde un principio de su carrera una visión de denuncia sobre las condiciones de discriminación, marginalización y opresión del que son objeto las poblaciones indígenas. 

Elementos notorios en Balún Canán (1957), novela ganadora del premio Chiapas, retratan las situaciones comunes de marginalización y discriminación: 

Mi nana y yo vamos a subir, pero la gente se ha aglomerado y tenemos que esperar nuestro turno. Delante de nosotras va un indio. Al llegar a la taquilla pide su boleto. 

  -Oílo vos, este indio igualado. Está hablando castilla. ¿Quién le daría permiso? Porque hay reglas. El español es privilegio nuestro. Y lo usamos hablando de usted a los superiores; de tú a los iguales; de vos a los indios (Castellanos,1957: 28).

En su compilado titulado El uso de la palabra (1974) el cual reúne textos escritos por Rosario para su espacio de opinión en el diario Excélsior, se advierte el imperativo por no dejar de lado la discusión sobre racismo en México. 

En el texto “Discriminación en Estados Unidos y en Chiapas” hace un llamado para mostrar que la discriminación no es un problema único del Ku Kux Klan en EUA sino una forma de intolerancia que también se manifiesta dentro del espacio nacional. Escribe de modo burlesco que no deberíamos condenar a las ideologías racistas sin antes voltear a ver nuestra propia forma de ser y lo ejemplifica a través del conflicto de 1867 cuando una tribu de los chamulas se levantó en armas contra los amos de la zona. Las medidas discursivas contra aquellos disturbios se basaron en decir que la reducción de los indígenas debía y podía hacerse a través de la educación, la asimilación y la fusión. (Castellanos, 1974: 141).

Rosario critica aquellas palabras con ironía escribiendo que “Para poner en práctica este proyecto, solo se necesita que nuestro Honorable Congreso acuerde un premio para los hombres y mujeres civilizados que contraigan matrimonio con aborígenes… destruyendo paulatinamente la odiosa distinción de castas” (Castellanos, 1974: 142).

Crítica hacia las estructuras que concentraban el poder e impedían el pluralismo. En el artículo titulado “PRI cocina, paz, ingenio, amor” a través de diecisiete apartados hace una crítica sobre los axiomas del mexicano y profundiza en el sensible tema de la pluralidad política al decir:

Que el PRI es un partido por el que nadie vota y por el que nadie simpatiza. Y que, sin embargo, por uno de esos misterios insondables que emanan de lo sui generis de nuestra Revolución, es el partido mayoritario y que cuando gana unas elecciones su triunfo es legítimo y quienes lo ponen en entredicho están en el error  (Castellanos, 1974).

Estas palabras reflejan enormemente el problema ya viejo pero que perdura sobre la política mexicana y su cooptación en una sola cúpula de poder, la del PRI y las múltiples señales de concentración del poder que dicho partido ejerció – y hasta la fecha- sobre el país. 

Para Rosario Castellanos la democracia y su grandeza terminan por radicar en la posibilidad de no aferrarse a normas caducas, consignas vacías de significado u orientaciones equivocadas, significa dejar que el pensamiento crítico y la libertad de pensamiento lleguen hasta sus últimas consecuencias (Castellanos, 1968).

Impacto de su pensamiento en el mundo real

Hoy en día, las luchas feministas por la liberación de las mujeres en México se hacen más visibles y poderosas y es vital recordar a aquellas que abrieron el camino, que recibieron los primeros golpes y se atrevieron a usar su palabra y presencia en espacios donde no se les solía reconocer. 

En marzo de 2021, se aprobó en el Pleno del Senado un dictamen para crear el Premio al mérito Literario “Rosario Castellanos”, dirigido a escritoras y escritores con una obra escrita en idioma español o cualquiera de las lenguas originarias de Latinoamérica en el género narrativo, dramático, poético o ensayístico. 

Además, en 2019 el gobierno capitalino presentó el Instituto de Educación Superior “Rosario Castellanos” como acción encaminada a fortalecer la cobertura universal de educación superior para la población mexicana. De acuerdo con la entonces Secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e innovación, Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, evocar a Rosario nombrando al instituto en su honor es una manera de rememorar la vida de “una gran poeta que además fue una persona profundamente comprometida en la lucha por la igualdad y la construcción de un mundo más justo”. En mayo de 2023 se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México el decreto con el que se dio el estatus de Universidad Rosario Castellanos. 

Rosario Castellanos es una pionera de la causa de las mujeres al ser de las primeras en levantar la voz contra los prejuicios y estereotipos, en reclamar su lugar en el mundo de la producción de ideas y de mostrar que no hay nada intrínseco al ser mujeres que defina lo que las mujeres pueden o no pueden hacer. 

Su obra sigue vigente a través de las generaciones de mujeres que rescatan para sus consignas del ahora, las eternas palabras de la poeta; como lo muestran las pancartas que se ondean entre los mares de mujeres que toman las calles cada 8 de marzo “Otra forma de ser”.

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