Uno de los grandes aportes y reconocimientos hacia la democracia feminista, –aunque hay que aclarar que para la época de Mary Wollstonecraft, aún no existía el termino, concepción e ideología feminista– fue que tenía una visión y crítica hacia las desigualdades existentes y aceptadas por la sociedad, de tal manera que hace una sustanciosa crítica hacia las obras Contrato Social y Emilio de Jean Jacques Rousseau. 

Las ideas entre Rousseau y Wollstonecraft versan entre la concepción de la naturaleza; en la obra El Contrato Social Rousseau menciona: que “todos nacen iguales” y “Puesto que no hay hombre que tenga autoridad natural sobre su semejante, y puesto que la fuerza no produce derecho alguno, quedan solamente las convenciones como base de toda autoridad legítima entre los hombres” (Madero, 2022: 206).

Las ideas anteriormente expuestas, en palabras de Madero, deben ser examinadas y revisadas, puesto que “yacen en una paradójica igualdad diferenciada sexualmente, que impide pensar en términos de universalidad su aplicación en la práctica” (2022: 206). En aras de esta época, la llamada ilustración Mary Wollstonecraft da cuenta que las teorías de la Escuela de Frankfurt y pensadores de la época tenían un vacío intelectual, ya que dejaban de su análisis la percepción femenina, o en otras palabras la participación femenina en la ilustración.

Para May Wollstonecraft era indispensable comenzar a hacer críticas a los pensamientos emergentes principalmente por medio de la igualdad. Los planteamientos que hace Rousseau en las obras mencionadas anteriormente hacen ver que únicamente utiliza el término hombre designado al género masculino, se refiere a las mujeres como si únicamente tuvieran que hacer actividades domésticas o serviciales, como si ellas no “pudieran pensar por sí mismas”. 

Mary puso de base el pensamiento feminista, partiendo de que “las mujeres y los hombres son seres igualmente racionales, y que si hay distinciones visibles en sus comportamientos se debe a una educación sexualmente diferenciada”, ella misma reconoce en su Vindicación de los derechos de la mujer “algunos escritores que han hecho de las mujeres objetos de piedad, al borde del desprecio” (Madero, 2022: 219).

Pensar en la sociedad de la ilustración y analizar la forma en que escribían sobre las mujeres, hace ver que en realidad no se estaba teniendo un pensamiento democrático, pues no sólo se necesitaba la emancipación o el criterio propio, sino que se debía pensar en la educación en las infancias que era diferenciada por su sexo, mientras que a los hombres se le enseñaba a ser independientes, las mujeres tenían que ser dependientes; el logro de la independencia femenina brinda un paso más hacia una democratización social a favor de los derechos de todas las personas, en donde las mujeres y en general las minorías sí están incluidas. 

Mary veía que las mujeres estaban en un estado de “esclavitud” por su dependencia a los hombres; lo cual era poco democrático, ya que las mujeres no podían hacer cosas sin antes haber tenido la opinión de un hombre, no eran libres, de la manera que  como menciona Madero “la dependencia que denuncia Wollstonecraft es de tipo mental, ya que, para ella, la dependencia extrema atrofia la capacidad de discernimiento, al grado de que se vuelve innecesario ejercitar la razón” (Madero, 2022: 221).