Kate Millett
( 1934 - 2017 )
Feminismo / Letras lingüística periodismo
Mundo Contemporáneo

En contexto

Katherine Murray Millett, mejor conocida como Kate Millet nació el 14 de septiembre de 1934 en Minnesota, Estados Unidos. Su madre fue Helen Feely Millett quien fue profesora y su padre fue James Albert Millett quien era ingeniero. Kate estudió en la Universidad de Minnesota la licenciatura en Inglés mientras que sus estudios de posgrado los realizó en la Universdad de Oxford (Mujer feminista, 2018).  

Su primer trabajo fue enseñando inglés en la Universidad de Carolina del Norte y posteriormente se mudó a Nueva York para pintar y esculpir, trabajó como empleada de archivo en un banco y como maestra de guardería en Harlem (Mujer feminista, 2018). 

En 1971 compró y restauró edificios en Poughkeepsie, muy cerca de Nueva York, dicho lugar se convirtió en una comunidad conformada por mujeres activistas, artistas y escritoras que fueron denominadas: Women’s Art Colony Farm. Ya que Kate también hacía arte y expuso en varias galerías del mundo. En 1979 viajó a Irán para luchar por los derechos de las mujeres, conoció muchos casos de violencia y tortura y reflexionó sobre éstos. 

Fue una activista feminista, escritora, artista visual, cineasta, maestra y defensora de los derechos humanos. Como activista luchó por los derechos de las mujeres, el reconocimiento hacia la liberación de la comunidad LGBTTIQ+, pacientes con discapacidades mentales, así como para los ancianos (National Women’s Hall of Fame, s/f).

Tuvo una faceta haciendo ensayos, criticó la noción de la familia y el amor, para 1984 escribió que “el amor ha sido el opio de las mujeres”, con esa frase, se podría pensar en una referencia hacia el amor romántico, el cual se ha estudiado como “un instrumento de manipulación emocional de las mujeres” (Mujeres Bacanas, 2017).

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Contexto intelectual

Kate Millett en su tesis doctoral titulada Política Sexual (1970), hace una crítica a partir de la literatura, antropología, economía, historia, psicológica y sociológica. En palabras de Alicia Puleo “esta intersección de saberes recuerda el estilo de la Escuela de Frankfurt que inspiraba a los movimientos contestatarios de la época (…) los frankfurtianos no se limitaban a señalar la causalidad infraestructural sino que se expresaban por los componentes superestructurales en un intento de alcanzar una visión interdisciplinaria que diera cuenta de la complejidad del fenómeno estudiado” (Puleo, A. 2017). 

Millett en conjunto de compañeras feministas radicales, se unieron al New York Radical Women, el cual fue fundado en Pam Allen y Shulamith Firestone. Millett se enmarca en el feminismo radical, el cual se tiene considerado en la etapa de la segunda ola del feminismo, este pretendía “desenmascarar las relaciones de poder existentes en los vínculos próximos de las mujeres, no solo aquellas que se dan en la esfera pública” (Mejía, V, s/f) de esta manera es que se comenzó a darle importancia al trabajo que realizan las mujeres en la esfera privada, es decir en aquella donde realizan actividades de su vida cotidiana. 

Para el año 1969 Carol Hanish escribe una frase emblemática: “lo personal es político”, a partir de esa frase, las mujeres feministas comenzaron a reflexionar sobre la politización de la experiencia individual de cada mujer; menciona que “aquello que me pasa a mí le pasa a la vecina, a la profesora, a la barrendera, a la médica. Todas hemos vivido violencia por el hecho de pertenecer al sexo femenino” haciendo que, a partir de las experiencias individuales, se comiencen a resolver a partir del cuestionamiento del sistema patriarcal, en donde el sexo masulino “somete al otro” (Mejía, V, s/f).

Pensamientos y reflexiones en torno a la democracia

Kate Millett en la primer parte de su texto Política Sexual (1970), aborda la afirmación sobre que “el sexo reviste un cariz político que, las más de las veces, suele pasar inadvertido” (1970: 27), a partir de la literatura contemporánea realiza una descripción sobre cómo es que se ve la dominación y el poder en algunos ejemplos que toma al azar. En el segundo capítulo, Kate estudia teóricamente “la relación social que existe entre los sexos” (1970: 27), y da cuenta del sistema patriarcal como una institución política; en la segunda parte de su texto aborda de manera histórica las transformaciones por las que han pasado las relaciones sexuales durante el siglo XIX e inicios del XX.

Kate habla sobre las sociedades en donde tienen democracias modernas, explicando que aún cuando los gobiernos tienen políticas laicas, le otorgan a los varones “el mando del hogar” y que es muy poco (o más bien no es preferible) que una mujer sea la “cabeza de familia”, pues si lo llega a ser es un acto que se vería mal en la sociedad y en cambio se tomaría como símbolo de pobreza o alguna desgracia. A partir de un paralelismo que describe Confucio, Kate menciona que aquella manera de ser en la sociedad tiene el carácter feudal en las familias patriarcales aún cuando ya se encuentra en una sociedad moderna y democrática (1970: 84). 

La manera en que Kate Millett analiza cómo han interpretado la revolución sexual los historiadores es descrita como “una inadvertencia demasiado evidente para ser accidental”, pues menciona que la han pasado por alto. El cambio que se hizo en la sociedad a partir de las demandas de las sufragistas, menciona Kate, que la han distorsionado haciéndolas pasar como un mero “escarceo exhibicionista de la moda sexual”. Menciona que, desde el siglo de las luces, la sociedad occidental vivió procesos de transformación, pero que aquellos cambios de corte industrial económica o política no le favorecieron directamente a la mitad de la humanidad; le parece “desalentador comprobar que ni las alteraciones vitales provocadas por la extensión de los derechos políticos y el desarrollo de la democracia durante los siglos XVIII y XIX” (1970: 132).

Millett recurre a Engels, quien a su vez se inspiró en el texto La sociedad primitiva de Morgan, para explicar el cambio de estadío del matrimonio “de grupo consanguíneo, al grupo consanguíneo puñalúa, de gens materna y, por último, a gens paterna”, con eso llegan a un punto crucial para entender la forma en que se estaba desarrollando la vida política social centrándose en la gens o tribus consanguíneas en donde practicaban la democracia y política haciendo que se fuera implementando el patriarcado a partir de la esclavitud (pero, también explican la existencia de una exclavitud doméstica hacia las mujeres) como una subordinación femenina (1970: 225- 226).

Pensamientos y reflexiones sobre la vida real

Kate Millett hizo diversas aportaciones teóricas, una de ellas surgió tras ser víctima de violencia psiquiátrica, pues fue ingresada y medicada en contra de su voluntad en diversos manicomios en Estados Unidos e lrlanda (Huertas, R. 2020: 14). En su texto Viaje al manicomio (1990) redacta a partir de su propia experiencia “el punto de vista del “sobreviviente” de la psiquiatría” (Huertas, R. 2020: 14), ese texto le ha brindado herramientas a diversas autoras  que se dedican al activismo anti psiquiátrico. 

En un escrito que hace sobre la vejez, Millett se cuestiona si: “¿Somos las mujeres incapaces de honrar nuestra propia historia?”  lo que busca con ese cuestionamiento es comenzar a crear una sociedad democrática entre mujeres a partir del reconocimiento individual de cada una, así como al reconocimiento de sus logros, luchas, resistencias, hacer una genealogía feminista en donde cada mujer se sienta libre (Mejía, V, s/f).

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