Por un lado, Jeremy Bentham estuvo influido por filósofos de la Ilustración, tales como Beccaria, Helvêtius, Diderot, D’Alembert y Voltaire. También destaca la influencia ejercida por Locke y Hume, puesto que su obra combinó una aproximación empirista con un racionalismo que enfatizaron la claridad conceptual y la argumentación deductiva. En lo político tomó distancia de las ideas de Locke y en general de toda la teoría contractualista, rechazando sus conceptos más representativos como ley natural o derecho natural (Sweet, s. f.).

Asimismo, la parte de la obra de Bentham dedicada al tema de la jurisprudencia, tuvo una importancia histórica mayor que el de su teoría de la soberanía. Al respecto señala Sabine (2009) que la jurisprudencia en Bentham “contribuyó al plan según el cual se revisó y se modernizó completamente la administración de justicia en Inglaterra en el curso del XIX” (p. 526). A esto podemos añadir que, aunque este filósofo pretendió desprenderse del liberalismo por medio de su filosofía utilitarista, en su pensamiento político podemos encontrar rasgos de esta doctrina: “Tras su amor por el orden había postulados auténticamente liberales, particularmente el valor de una forma de vida humana para todas las personas, a lo que o se referían ni la eficacia ni el principio de la mayor felicidad” (p. 526).