Hannah Arendt
( 1906 - 1975 )
Política-Ciencia política
Mundo Contemporáneo

En contexto

Hannah Arendt vivió de primera mano la Segunda Guerra Mundial y su obra de desenvuelve bajo la reflexión acerca del totalitarismo, el holocausto y las circunstancias que pueden llevar a un ser humano «normal» a cometer atrocidades. Siendo de origen judío vivió de cerca el nazismo y fue testigo del juicio contra uno de los responsables del exterminio, Adolf Eichmann, así como de los Juicios de Nuremberg (Filosofía&Co, 2018).

Arendt nació el 14 de octubre de 1906 en Hannover. Su padre, enfermo de sífilis, murió siendo Hannah una niña, solo tenía 7 años. La filosofía empezó a interesarle muy pronto. A los 14 años ya había leído Crítica de la razón pura, de Kant. A los 17 años se mudó a Berlín y en el año 1924 entró a estudiar a Universidad de Marburgo donde conoció y se enamoró de uno de sus profesores: Martin Heidegger, la relación fue claramente complicada dado que él era 17 años más grande que ella, de origen católico, casado con una mujer antisemita, con dos hijos. De igual manera, Heidegger tenía altas pretensiones en la Alemania nazi y acabaría siendo partidario de Hitler y convirtiéndose en el filósofo oficial del nazismo. Aun así, Arendt y Heidegger mantuvieron la relación desde finales de 1924 hasta la primavera de 1926, en secreto y de forma clandestina. (Filosofía&Co, 2018).

A pesar de haber nacido en una familia de origen judío, su identidad no se estableció sino hasta mucho tiempo después a lo largo de 1932 y 1933, cuando abandonó Alemania a causa de la persecución nazi (Urabayen, 2011). Hannah Arendt nunca se consideró como una judía practicante, pero siempre tuvo claro que debía ayudar a los judíos. En 1932 su casa se había convertido en refugio de paso para judíos que huían de Alemania ante la amenaza del nazismo, labor por la que fue detenida por la Gestapo. Le fue retirada su nacionalidad alemana en 1937 por lo que viajó a París, de donde también huyó en 1940 pues fue deportada al campo de Gurns, sin embargo, consiguió un visado para viajar a los Estados Unidos. Posteriormente, en Nueva York trabajó como periodista y fue ahí donde Arendt se dedicó de lleno a la filosofía política. Murió en Nueva York el 4 de diciembre de 1975.

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Contexto intelectual

Arendt fue sumamente influenciada por las ideas de Kant, el cual leía cuando era adolescente. También en su juventud leyó a Kierkegaard. Fue alumna de Martin Heidegger, con quien además mantuvo una relación amorosa. Su pensamiento influyó de manera importante en su obra. Estudió también con Husserl y realizó su doctorado tutelada por Karl Jaspers.

Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia

En La condición humana (1958), Arendt trabajó los conceptos de espacio privado y público, analizando los posibles riesgos asociados a la excesiva presencia de los intereses privados en la vida pública. Para esto, empleó el término de “la cuestión social“, que es la irrupción de lo social y lo económico en la vida pública y sus instituciones. Consideraba que “la cuestión social” y la intrusión de lo económico en la vida pública, así como el desplazamiento de la política por cuestiones económicas e intereses privados, lo que podría implicar un riesgo para las instituciones democráticas. La presencia tan fuerte de intereses y temas económicos en la vida política, así como el individualismo y el desapego a lo público, condicionan la cultura política y el adecuado funcionamiento de las instituciones (Baños, 2013)

Por otro lado, en su obra Los orígenes del totalitarismo Arendt realizó un análisis de aspectos como el antisemitismo generado en la Segunda Guerra Mundial, así como el Imperialismo observado en algunas etapas de la historia europea; con el objetivo principal de rastrear los orígenes de dichas corrientes que apoyaron el surgimiento del totalitarismo.

El totalitarismo, de acuerdo con Arendt (2015), no se puede pensar con categorías tradicionales, sino que demanda unas nuevas porque su originalidad es radical y sus acciones han destruido las categorías tradicionales del juicio.  El totalitarismo, es una forma política que se basa en el poder de la organización, capaz de destruir el poder de la realidad y reposa sobre la masa humana:

El rasgo específico del totalitarismo es el protagonismo de las masas, identificadas con el puro número y absolutamente indiferenciadas. La dominación total busca abolir la diferencia entre privado y público. De este modo, anula el verdadero sentido de la política y hace inviable la aparición y la creación de la identidad. El medio del que se sirve para lograr su objetivo es la destrucción de la pluralidad, que se lleva a cabo de un modo gradual. (Urabayen, 2011, apartado 2.2)

Como conclusión, Arendt propuso un republicanismo cívico en el cual “los derechos y las libertades, así como la democracia y el Estado de Derecho democrático no tienen vigencia […] sino que son las formas de la convivencia y la cultura y hábitos de los ciudadanos los que le dan plena vigencia y garantía” (Baños, 2013, p. 85).

Arendt trabajó también bajo la distinción de tres actividades que caracterizan la condición humana: labor, trabajo y acción. Para Arendt (2016), la labor consiste en aquellas actividades encaminadas a la supervivencia del hombre y se encuentran relacionadas a la vida biológica. A través de dichas actividades el hombre está encargado de reproducir su vida y asegurar la supervivencia de la especie. Otra característica esencial de este ámbito es que todo lo producido es consumible, no deja nada tras de sí.

Por otra parte, el trabajo en la concepción arendtiana, refiere a todo aquello que hace con el fin de convertirse en bienes de consumo para el hombre. Cabe mencionar, que ni la labor ni el trabajo, trascienden o harán trascender al hombre. Esta trascendencia cabe en la concepción de la acción que, de acuerdo con Arendt, es posible entender de este modo: “La acción, única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad […] La acción […] crea la condición para el recuerdo, esto es, para la historia” (pp. 21-22).

El concepto de acción es fundamental en la obra de Arendt pues esta es la actividad mediante la cual el hombre no sólo se insertará en el espacio público, sino que tendrá la posibilidad de convertirse en actor y constituirse en el espacio de aparición.  Arendt (2016), dividió el espacio público en dos esferas: el mundo en común y el espacio de aparición. El mundo en común es un espacio constituido a través del trabajo, donde los objetos creados, con el fin de ser bienes de uso, constituyen un mundo artificial del cual todos los hombres somos parte y en el cual creamos significados compartidos. El espacio público es una condición necesaria para la existencia del espacio de aparición, pero se distingue de éste ya que el hombre se singularizará en este espacio tomando la iniciativa de realizar una acción que trascienda y ponga en movimiento algo que lo haga aparecer en el mundo o bien, como refiere Arendt (2016), que lo inserte en el mundo como un segundo nacimiento.

En el sentido arendtiano, para mejorar la calidad de la democracia es necesario tomar en cuenta tres factores: la existencia de una constitución democrática que garantice los derechos y libertades fundamentales de todos los ciudadanos; la conformación de una cultura política bajo los principios de los derechos humanos en sus hábitos y costumbres cotidianos de convivencia; la existencia de un espacio público conformado por una red de redes de ciudadanos (Baños, 2013, p. 93).

De modo que la garantía de los derechos es más sustantiva cuando la diversidad y pluralidad de los ciudadanos de una comunidad coincide en la importancia de la igualdad de libertad política y de derechos de todos y se compromete con el reconocimiento activo de estos derechos, sin que este status se encuentre condicionado por cuestiones relacionadas con lazos personales, privilegios, posición económica, status social, poder económico o político, opinión política, preferencias sexuales, o cualquier otra condición de las personas. (Baños, 2013, pp.93-94)

La filosofía de Arendt se complementa con una teoría de la democracia donde es de suma importancia la realización de consensos en torno a las instituciones, derechos y procedimientos democráticos. Esto con el objetivo de salvaguardar la libertad, establecer límites a la política referente a la cultura de la legalidad, división de poderes y contrapesos, estructura institucional democrática, límites al poder, entre otros (Baños, 2013, p. 99).

Impacto de su pensamiento en el mundo fáctico

Hannah Arendt es una de las figuras más importantes del pensamiento político del siglo XX. A pesar de que su obra se desarrolló a partir de los eventos más importantes de principios y mediados del siglo XX, su pensamiento es atemporal pues se plantea preguntas que siguen preocupando al hombre actual: “Se esforzó incesantemente por comprender los tiempos sombríos de principios y mediados del siglo XX. Su anhelo de comprensión estaba orientado a una reconciliación con la realidad, con el mundo al que cada uno llega por su nacimiento” (Muñoz, s.f.).

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