Adolfo Sánchez Vázquez
( 1915 - 2011 )
Filósofo, escritor, profesor
Mundo Contemporáneo

En contexto

Adolfo Sánchez Vázquez nació en la ciudad de Algeciras en el municipio de Cádiz, España, el 17 de septiembre de 1915.

De acuerdo con Gabriel Vargas (1994), Adolfo Sánchez Vázquez inició en 1935 sus estudios de filosofía en la Universidad Central de Madrid. Desde temprana edad se incorporó a la Juventud Socialista Unificada y participó activamente en la lucha republicana. Cuando comenzó la Guerra Civil, se enlistó en el ejército, formando parte del comité de prensa y propaganda. Hacia febrero de 1939 viajó a México en el buque Sinaia con sus “compañeros de bodega”, Juan Rejano y Pedro Garfias. Arribó al puerto de Veracruz el 13 de junio del mismo año junto con otros intelectuales españoles que se acogían al refugio que les otorgó el gobierno del General Lázaro Cárdenas.

Como parte de la semblanza ofrecida por Vargas (1994), ya estando en México, Sánchez Vázquez participó en la fundación de las revistas: Romance, España Peregrina y Ultramar. Siendo estos primeros años del exilio los de la esperanza del retorno junto con una intensa actividad política y literaria. En su texto autobiográfico Mi obra filosófica, publicado en 1985, describe su recorrido hasta la filosofía:

Una truncada práctica literaria y, más precisamente, poética, me llevó a problematizar cuestiones estéticas, y una práctica política me condujo a la necesidad de esclarecer cuestiones fundamentales de ella y, de esta manera, casi sin proponérmelo, me encontré en el terreno de la filosofía (Vargas, 1994).

En 1941 se trasladó a Morelia; en 1942 publicó su libro de poesía El pulso ardiendo, y en 1943 regresó a la ciudad de México en donde prosiguió sus estudios de filosofía en la Facultad de Filosofía y letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Encontrando, en la misma, no sólo su espacio de profesor de tiempo completo (1959), sino como él mismo señala: un tránsito, no la pérdida de una raíz y el premio de otra como resultado. Al contrario, la sumatoria de dos raíces, dos esperanzas que le dieron la capacidad de acción [para pasar] del “destierro” de su patria natal al “transtierro” en su nueva patria (ASV, 1985). En México fungió además como presidente de la Asociación Filosófica de México y como integrante del consejo consultivo de ciencias de la presidencia de la República (Vargas, 1994).

Adolfo Sánchez Vázquez falleció el 8 de julio del 2011 a los 95 años en la ciudad de México.

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Contexto intelectual

Podemos rastrear el inicio de la veta generadora del pensamiento de Sánchez Vázquez en la primera generación de filósofos marxistas, dedicados a la dialéctica como el paradigma marxista (cada uno con su propia concepción de la misma): Labriola, Mondolfo, Mehring, Kautsky, Plejánov, Lenin y Burjarin. Su formación es además claramente vinculable al marxismo-leninismo, concebido por Lenin a través de la codificación en El materialismo dialéctico y en el Materialismo histórico, establecido y difundido mediante la Revolución de octubre como la filosofía marxista o la “ciencia de las ciencias”.

Sin embargo, es mediante el diálogo y los debates con los textos de autores dentro de los que figuran Lukács, Korsch, Gramsci, Della Volpe, Lefebvre, Goldmann, Sartre, Colletti, Mészáros, Althusser y Rossi, que Adolfo Sánchez Vazquez comienza a formar su propio camino intelectual. Adquiriendo su propia interpretación del marxismo, sostuvo que Marx no pretendía el desarrollo de un materialismo dialéctico, sino una “Filosofía de la Praxis”. Es decir, distingue entre una “concepción del mundo” y una filosofía en sentido estricto que puede ser entendida como un “sistema de la razón”, en este caso una racionalidad práctica, definiendola -según Vargas (1995: 278)- en 6 puntos:

1)    La praxis es la categoría central del marxismo.

2)    Existe unidad indisoluble entre proyecto de emancipación, crítica de lo existente y conocimiento de la realidad a transformar.

3)    El objetivo de la filosofía es la praxis pero no la convierte en objeto de contemplación, sino que la integra activamente en la contemplación.

4)     Este hecho involucra una opción de clase.

5)    Las funciones de la filosofía de la praxis son: Crítica, política, gnoseológica, conciencia de la praxis y autocrítica.

6)    Todas las funciones se hallan en relación de determinación por la función práctica de la filosofía.

Siendo esta fórmula, este “programa”, el principal aporte del destacado español, de acuerdo con Vargas (1995):

Se trata de un programa que supera viejos resabios de la “filosofía de la praxis” como la centralidad del humanismo, la función de la filosofía como conocimiento directo de la realidad, la concepción de una totalidad al estilo de Lukács y el convertir a la teoría en forma inmediata de la praxis. Se accede a ella después de haber efectuado, como otros filósofos de la praxis lo hicieron en su momento, una crítica sin concesiones a las versiones positivistas del marxismo que tomaron forma paradójicamente en la obra de Althusser (Vargas, 1995: 279).

En palabras del propio Adolfo Sánchez Vázquez (2007:

Y si nos preguntamos hoy dónde está la importancia, y la utilidad, de la filosofía habría que responder a ello situándonos en el mundo en el que se hace la pregunta: un mundo injusto, abismalmente desigual, insolidario, competitivo y egoísta; un mundo en el que una potencia -los Estados Unidos- se burla del derecho internacional y recurre a la forma más extrema de la violencia contra los pueblos: la guerra preventiva y a la más bárbara y repulsiva práctica contra los individuos inocentes: la tortura; un mundo en el que la dignidad personal se vuelve un valor de cambio y en el que la política -contaminada por la corrupción, el doble lenguaje y el pragmatismo-se supedita a la economía .

(…)

Toca a la filosofía salir al paso de esta operación fraudulenta de convertir los rasgos propios del homo economicus de la sociedad capitalista en rasgos esenciales e invariables de la naturaleza humana. Con ello la filosofía presta un servicio no sólo a la verdad, sino a la esperanza en el cambio hacia un mundo alterno con respecto al injusto y cruel en que vivimos. Y necesitamos también a la filosofía para deshacer los infundios de los ideólogos que proclaman que la historia ya está escrita o ha llegado a su fin con el triunfo del capitalismo neoliberal, democrático, hegemonizado unilateralmente por los Estados Unidos. Pero, la historia, puesto que la hacen los hombres, ni está ya escrita ni es inevitable (Sánchez, 2007: 91-92).

Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia

Si bien Sánchez Vazquez no centró sus estudios en la democracia, a lo largo de su obra encontramos críticas y reflexiones que enriquecen el concepto, ya que, según el autor “el materialismo histórico” tiene validez más allá de la sociedad capitalista puesto que La praxis, crítica y reflexiona cualquier tipo de superestructura, desde la religión hasta la política, pues se centra en los tres pilares indispensables para la explicación y transformación de cualquier sociedad: jurídicos, políticos e ideológicos

“Por ende es necesario re-pensar el mundo a partir de la praxis para evitar caer en la ideología que encubre y legitima la desigualdad, la escisión, la enajenación y la explotación”.[2] Por tanto, poner a la praxis en el centro mismo del planteamiento transformador de la sociedad (cualquiera que esta sea), evita dar origen a un pensamiento de intención práctica que ya no genere cambio. Es decir, mediante el desarrollo de su “filosofía de la praxis” entendemos que la teoría no es una variante de la práctica y no se reduce a la misma. Puesto que el humano, con su praxis, constituye, construye, reforma y/o mantiene el mundo social.

 Con su honda reflexión sobre el legado de Marx y sus consecuencias en la filosofía, la sociedad, la política y la historia, Sánchez Vázquez buscó destacar y enriquecer las concepciones originales del marxismo pero también conformar una oposición implacable de las falsificaciones y dogmas que se han hecho en su nombre. En ese sentido, ya desde la década de los ochentas, al mismo tiempo que hacía una crítica al llamado “socialismo real”, fundamenta la tesis de un socialismo democrático entendido como un pensamiento dialéctico, en movimiento, en crítica y autocrítica, con una voluntad creativa, reflexionado desde la óptica de una relación entre teoría y praxis y, por tanto, en sintonía con los problemas más acuciantes del mundo contemporáneo.

Impacto de su pensamiento en el mundo real

La obra de Adolfo Sánchez Vázquez se ha desplegado principalmente en direcciones como la ética, la estética, la filosofía política y la filosofía contemporánea, aunque no ha dejado de abordar otras problemáticas. En el caso de la ética, frente al apriorismo, utopismo y moralismo, intenta fundar una ética desde el punto de vista científico. En el terreno de la estética su reflexión se inicia con el libro Las ideas estéticas de Marx (1965) y se continúa en la antología sobre Estética y marxismo (1970), así como en otras obras en donde se despliega un abanico de opciones frente a las tesis cerradas o normativas. Sostiene una concepción abierta de la relación estética entre el hombre y la realidad, concibiendo al arte como una forma de praxis.

 Para Sánchez Vázquez la filosofía marxista es una filosofía de la praxis, inseparable de sus funciones ideológica, crítica, política, gnoseológica y autocrítica. Pensamiento explicando a profundidad en su obra Filosofía de la praxis (1967), que fue originalmente su tesis doctoral, rastreando filológicamente el concepto “praxis” en la filosofía; otorgándole una definición específica y proponiendo sus diversas dimensiones (creadora y reiterativa, espontánea y reflexiva). Más tarde, en su ensayo “La filosofía de la praxis como nueva práctica de la filosofía”, incluido en Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología (1983), concluye que “el marxismo representa una innovación radical en la filosofía. Su novedad estriba en ser una nueva práctica de la filosofía, pero lo es justamente por ser una filosofía de la práctica”. En otras palabras, una relación con la organización y conciencia de clase, y con la razón, la historia y la violencia, es decir, una relación entre teoría y praxis.

Finalmente Adolfo Sánchez Vázquez fue honrado con el doctorado Honoris causa por la Universidad Autónoma de Puebla, la Universidad de Cádiz y la Universidad Nacional de Estudios a Distancia de España. Ha recibido la distinción “Alfonso X, el Sabio”, otorgada por el rey de España, el Premio Universidad Nacional en el área de Investigación en Humanidades, y es profesor emérito de la FFyL-UNAM. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas.

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