Nació el 1 de abril de 1940 en Ihithe, un pueblo ubicado en Nyeri el centro de Kenia, la cual era una de las reservaciones creadas por el gobierno colonial en los años 20. Sus padres fueron Muta Njugi y Lydia Kibicho. Nació en el seno de una familia grande y polígama, siendo una de los 11 hermanos que engendró su padre bajo el nombre de Wangari Muta (Maathai, 2006).
Desarrolló una relación íntima con la tierra y el medio ambiente desde una temprana edad, lo cual derivó de su gran placer por la exploración de sus alrededores y el cultivo de la tierra de su familia en Nyeri.
Durante 1943 y 1947 ella y su familia vivieron en la granja de un colono blanco en las afueras de Nakuru. La familia de Muta era parte de la aristocracia trabajadora, a la cual pertenecían progresistas rurales, incluyendo jefes, capataces, miembros del Consejo Africano de Distrito, asesores de la corte, maestros y exitosos granjeros.
Debido a la condición de su padre como trabajador de alto rango tuvo una infancia privilegiada. Puesto que los trabajadores como su padre recibían mejores salarios, complementados con una parte de las tierras de los colonos, las cuales cultivaban y utilizaban para criar animales para sostener a sus familias. Esta situación le permitió asistir a la escuela (Kanogo, 2020).
En su infancia, Maathai ayudaba a las tareas de su familia, donde aprendió a plantar, cultivar y arar. Una vez que comenzó su educación formal, pasaba parte de su tiempo en la reservación y este sólo era interrumpido por sus estadías en los internados donde estudiaba.
Durante su estancia en la Escuela Intermedia de Santa Cecilia se convirtió al catolicismo, cambiando el nombre que había recibido al nacer y adoptando el nombre Mary Josephine para demostrar su nueva fe religiosa. Sin embargo, esto no duró durante mucho tiempo, pues después de experimentar las consecuencias del colonialismo en la cultura de las personas decidió retomar su nombre de nacimiento como una forma de reafirmar su herencia cultural (Kanogo, 2020).
Posteriormente, trabajó como interna del señor John Marie en el hospital de San José en la ciudad de Kansas.
En mayo de 1969, a la edad de 29 años, se casó con Mwangi Mathaai, adoptando así el apellido por el cual fue conocida por el resto de su vida. Mwangi en ese entonces era miembro de la emergente élite africana y había obtenido una educación universitaria en América, posteriormente trabajó en la corporación multinacional Colgate – Palmolive y era aspirante a una candidatura para el parlamento (Maathai, 2006).
Falleció el 25 de septiembre de 2011 por complicaciones ocasionadas por un cáncer en los ovarios a los 71 años.
Bandera
Cuando llegó el momento de que comenzara su educación en 1948, regresó junto a su mamá al pueblo de Nyeri para atender a la escuela primaria de Ihithe, una escuela patrocinada por los misioneros católicos. Su inicio en la educación formal no era un hecho ordinario pues las escuelas para niños africanos eran de difícil acceso.
En 1951, Maathai se unió a la Escuela Secundaria de Santa Cecilia, localizada en la misión católica italiana de Mathari en Nery. Esta transición de la escuela primaria a la escuela secundaria requirió que pasara el Examen Común de Entrada.
Su acceso a Santa Cecilia apuntó a cuatro circunstancias interrelacionadas. La primera, su familia valoraba la educación y estaban dispuestos a pagar más para que su hija obtuviera una mejor educación; segundo, su familia podía costear esa educación; tercero, mientras pasó tiempo en Santa Cecilia se convirtió al catolicismo y; cuarto, debido a que estaba en un internado, pudo continuar su educación durante los días de la guerra de liberación keniana (Kanogo, 2020).
Debido a que se había desempeñado bien durante su educación secundaria, fue admitida en la Escuela Preparatoria para Señoritas de Loreto. Debido a que era una protegida de la Iglesia católica, no fue sorprendente que continuara su educación en una preparatoria católica.
Una vez que terminó sus estudios de preparatoria, continuó sus estudios universitarios en una universidad católica en los Estados Unidos, donde obtuvo un grado en biología en 1964 en el Mount St. Scholastica College, lo que hoy se conoce como el Benedictine College (Florence. 2017).
En 1965 ganó una beca para estudiar en la Universidad de Pittsburgh, la cual fue otorgada por parte del African-American Institute, siendo la primera mujer keniana en obtener una maestría. En 1969 regresó a Nairobi a la edad de 26 años para completar sus estudios en el University College of Nairobi. Fue premiada con un doctorado honorario por la Universidad de Pittsburgh en 2006.
Maathai recibió 15 grados en adición al grado honorario de su alma mater, la Universidad de Pittsburgh. Ocho fueron otorgados en los Estados Unidos, uno en Noruega y dos en Kenia (Florence, 2017).
El primer objetivo de Maathai fue la preservación del medio ambiente, pero poco tiempo después vislumbró la posibilidad de inspirar esperanza y empoderar a las mujeres, incentivándolas con la confianza que necesitaban para luchar en contra de las violaciones de sus formas de vida y su medio ambiente (Movement, 2019). Como adulta fue una ferviente crítica de las múltiples formas en las que el colonialismo erosionó la cultura de las personas.
Algunas de sus principales contribuciones al ecofeminismo han llevado a las mujeres a participar activamente en la política a través de: la formación del Movimiento del Cinturón Verde, la construcción de un espíritu de trabajo entre las mujeres, la participación activa de las mujeres en la política y el medioambiente, la demostración de la importancia de la educación en áfrica para, finalmente, demostrar que la cultura tiene un rol importante en la preservación del medioambiente y la nutrición de la ideología política.
Maathai consideraba que la experiencia de las mujeres en asociaciones las ayudaba a prepararse para el trabajo político, además de hacerlas férreas oponentes a la corrupción, patronazgo y la división étnica existente en los sistemas políticos (Julius, Uduagwu, 2018).
A su vez, W. Maathai consideraba que el mal manejo del medioambiente como consecuencia de las prácticas antidemocráticas conlleva un conflicto sobre los recursos escasos y el abuso de los derechos humanos. Desde su punto de vista, son las mujeres quienes tienen que enfrentar de primera mano las consecuencias de la pobreza y el conflicto (Maathai, 2004).
Alentó a los granjeros de los cuales, el 70 por ciento eran mujeres, a plantar cinturones verdes o líneas de árboles para combatir la erosión de la tierra y ayudar a restaurar los recursos naturales. Su enfoque era sencillo, plantar unos pocos árboles y el cambio gradualmente se esparciría.
Uno de los objetivos de Maathai era que el gobierno entendiera la importancia del medio ambiente de Kenia para su población. La población también necesitaba entender el concepto, por lo que creó programas de plantación de árboles que ofrecían incentivos a la población para mejorar el medio ambiente exitosamente.
La experiencia internacional de Maathai le proveyó el lenguaje y la motivación para criticar el sexismo, capitalismo y nacionalismo keniano. La educación transformó su ideología tanto a nivel personal como a nivel social.
Consideraba que la educación no era la panacea que se le vendía a los niños, al menos a las mujeres, en la esperanza de un mejor futuro. Capturó la carga de las expectativas de roles de género en sus aspiraciones y logros, comprendiendo el peso de la cultura mientras sobresalía como una mujer científica en Kenia, tal como ella lo expresa:
Había algo que yo no tenía y no podría tener. El obstáculo no tenía nada que ver con pasar los exámenes o tener certificados de ser un buen profesor. ¡Tenía todo que ver con mi género! ¡Qué descubrimiento! (Maathai, 1994)
Vio en su divorcio, el cual había sido publicitado de manera humillante como una forma en la que las mujeres educadas eran advertidas de considerar confrontar la autoridad patriarcal y se comprometió a buscar una política para contrarrestar los abusos maritales.
Atribuyó el accidentado progreso de África al “síndrome de la dependencia”, la corrupción y al mal gobierno, trabajando para despertar a las personas de su pasividad.
Maathai era consciente de que valía más de lo que las definiciones sociales le habían impuesto, entendía la significancia de la voz y la representación en las transformaciones sociales.
A través del movimiento del Cinturón Verde, el grupo de Maathai ha proveído de servicios tanto a las mujeres como a los poblados, los cuales incluyen educación en temas de planificación familiar, nutrición y aptitudes de liderazgo. El movimiento del Cinturón Verde también ha educado a miles de mujeres de bajos ingresos acerca de la silvicultura y ha creado cerca de 3000 trabajos.
Su trabajo ha inspirado a mujeres a ver la salud del medio ambiente como un derecho humano inalienable en vez de un privilegio que podría ser negado. En 2002 fue elegida para el Parlamento de Kenia con un 98% de los votos a su favor.
En 1989, junto con un pequeño grupo de mujeres, montó una protesta pacífica en contra de la demolición del parque de Nairobi en Uhuru. Perdieron el caso ante la ley, pero ganaron la batalla, pues los fundadores del proyecto decidieron dar por terminada su inversión en respuesta a las protestas del público.
Fue encarcelada, atacada y blanco de intentos de asesinato por el Gobierno en repetidas ocasiones. En 1991 una carta escrita por Amnistía Internacional ayudó a asegurar su liberación de prisión. Nuevamente en 1993, debido a que enfrentaba un clima político hostil, pasó varias semanas escondida, pero nuevamente su elevado perfil internacional le ayudó cuando miembros de la comunidad política internacional como Mikhail Gorbachev presionó al gobierno keniano para liberarla.
En 2004 se le fue otorgado el premio Nobel de la paz convirtiéndola en la primera luchadora por el medio ambiente y la primera mujer africana en recibir tal honor. Maathai se convirtió en la primera mujer de África central y del este en conseguir un doctorado.
Florence, N. (2017). Wangari Maathai the educator: Straddling tradition and modernity . Journal of Global Education and Research, 48-67.
Green Belt Movement. (2019). Wangari Maathai.
Julius, M., & Uduagwu, C. (2018). Ecofeminism and Political Mommunication: A Phliosophical Assessment of Wangari Maathai’s Contribution. Proceedings of the iSTEAMS Multidisciplinary Cross-Border Conference (págs. 107-114). Accra: University of Ghana.
Kanogo, T. (2020). Wangari Maathai. Ohio: Ohio University Press.
Maathai, W. (1994). The bottom is heavy too: Even with the green belt movement. Edinburgo, Escocia: Edinburgh University Press.
Maathai, W. (2004). The Green Belt Movement: Sharing the approach and the experience. New York: Lantern Books.
Maathai, W. (2006). Obowed. A memoir. New York: Anchor Books.
Mallen Rivera, C. (2011). Wangari Maathai: Remembranza por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz. Revista mexicana de ciencias forestales, 3-8.
University of Pittsburgh. (18 de septiembre de 2013). Wangari Maathai Trees and Garden to Be Dedicated. Obtenido de News Services: https://www.news.pitt.edu/news/wangari-maathai-trees-and-garden-be-dedicated#:~:text=That%20idea%20ultimately%20led%20the,doctorate%20from%20Pitt%20in%202006.