Carl Schmitt
( 1888 - 1985 )
Derecho
Mundo Contemporáneo

En contexto

Carl Schmitt fue un teórico político alemán que vivió en el contexto de la Primera y Segunda Guerra Mundial, por lo cual su obra se centró en el análisis de los aspectos políticos principales del capitalismo y las posibilidades de la ideología nacionalsocialista. Se adhirió a este partido y elaboró las líneas maestras y los principios jurídicos del nuevo régimen en Alemania.

Nació el 11 de julio de 1888, en Plettemberg, Westfalia. De 1921 a 1945 fue profesor de Derecho Constitucional. Entre 1921 y 1932 destacó como analista de la situación política al contrastar la Constitución alemana de 1919 de Weimar, con la teoría del Estado demoliberal. En 1933 se adhirió al régimen nazi representado por Adolf Hitler. De acuerdo con un artículo de El País (1985), Schmitt deseaba ser el ideólogo del nuevo régimen, sin embargo, no tuvo tal éxito.

De 1936 a 1945, desarrolló su teoría de los “grandes espacios” a partir de las doctrinas de Monroe. Se sugiere que en ella se inspiran los nazis para hablar del “espacio vital” (El País, 1985). Fue arrestado en 1945 por los aliados e interrogado y procesado en Nuremberg, sin embargo, fue absuelto condicionado a abandonar la docencia. A partir de 1950 vivió retirado, pero continuó publicando obras de importancia política y social. Murió en su ciudad natal en 1985 a los 97 años.

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Contexto intelectual

Carl Schmitt fue alumno de Max Weber y colega de Ernst Jünger, de quienes obtuvo importantes influencias; asimismo, es posible visualizar la influencia de Maquiavelo, Bodino y Hobbes en sus obras (González Casanova, 1978). Sostuvo también un importante debate con una figura destacada de la época: Hans Kelsen, respecto a la noción del mundo político antiguo y moderno. Schmitt, por una parte, realizó un llamado “a un orden objetivo, verdadero y justo, a una legalidad independiente de los sujetos como límite intrínseco a la voluntad individual” (Curcó, 2013). Asimismo, realizó una importante crítica al liberalismo. En contraposición, el llamado a la modernidad de Kelsen implicaba la búsqueda del modelo de racionalidad moderno ilustrado, aspirando a la perfecta ordenación de la praxis humana, así como al conocimiento completo del mundo natural.

Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia

En su obra, Sobre el Parlamentarismo (1923), Schmitt señaló que el parlamentarismo resulta de la suma de los principios del liberalismo y el surgimiento de la democracia de masas, la cual es responsable de arruinar la discusión pública convirtiéndola en una formalidad vacía. Por estos motivos, el parlamentarismo entra en crisis. La fe en el parlamentarismo, también llamado el gobierno de la discusión, es propia del liberalismo y no tiene que ver con la democracia que trata a lo igual como igual, y a lo desigual de forma desigual. Así, concluye que lo propio de la democracia es la homogeneidad y la eliminación de la heterogeneidad (Pap, 2010).

Para Schmitt la democracia implicaba homogeneidad y unanimidad; por su parte, el liberalismo suponía diferencias entre los individuos:

La idea –liberal- de contrato supone conflicto de intereses, y la necesidad de representación. Mientras que la democracia supone lo opuesto –homogeneidad de intereses, y eliminación de la representación a favor de la ‘voluntad directa del pueblo’, es decir: idea de identidad entre gobernantes y gobernados. (Pap, 2010, p. 24)

Se concluye entonces que, en el pensamiento de Schmitt (1923), la idea de democracia implicaba la noción de voluntad directa del pueblo, por lo cual no sería posible llevar a cabo con ésta ninguna forma de Estado. De acuerdo con Pap (2010), la democracia moderna requiere una concepción de soberanía trascendente a las voluntades individuales, mediante la encarnación del principio de identidad del pueblo: “Por eso, la soberanía viene a resolver –aunque siempre precariamente- la tensión entre identidad y representación. La Constitución que surja representará una idea trascendental: el principio de identidad del pueblo” (p. 29).

En sus obras, Schmitt también realizó un análisis profundo del Estado. Por una parte, criticó fuertemente al Estado burgués respecto a su concepción de “asegurar la libertad”, pues consideraba que la libertad asegurada ya no es libertad. Para este autor, el Estado nacional resultaba de la superación de la guerra civil y la integración de los intereses partidistas, el cual se conformaba psicológicamente a través de la superación del miedo individual y la seguridad de tener una identidad. Sin embargo, ese colectivo psicológico del pueblo constituido en Estado nacional necesitaba de un «espacio vital» que, si se veía en peligro por otros colectivos o Estados nacionales, atentarían contra la constitución de dicho Estado y la seguridad psicológica que puede traerle al pueblo (González, 1978).

Por otro lado, menciona Hernández (2010), que Schmitt en su obra Teología Política, señaló al Estado como un estatus de la unidad política, la cual entendía a través de tres elementos: Estado, movimiento y pueblo. La configuración de la concepción de la democracia Schmittiana, de acuerdo con Ayala Ruiz (2016), es que la democracia se debe configurar sobre la identidad soberana entre gobernantes y gobernados. El principio de representación que propone Schmitt es diametralmente distinto a la idea liberal de representación parlamentaria. Una verdadera representación democrática es aquella en la cual existe una identificación soberana entre gobernantes y gobernados a través de una necesidad existencial. “Es el gobernante soberano el responsable de la decisión histórica de la soberanía de todo un pueblo” (Ayala, 2016, p. 55).

Impacto de su pensamiento en el mundo fáctico

Observamos que la crítica a la democracia liberal que realizó Schmitt no se encuentra caduca y, sino más bien encuentra un importante reforzamiento en las críticas actuales a los gobiernos. Esto, debido a la transformación de la sociedad, cada vez más compleja, en donde los gobernantes tradicionales no logran resolver o hacer frente a los retos actuales. Asimismo, la crítica de Schmitt hace resonancia a los pensadores y críticos que se encuentran en medio de importantes crisis que causa gran malestar, como sucede actualmente con algunos países europeos (Simón, s.f.).

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